El Dr. Fernando Plascencia Martínez, Profesor e Investigador del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades UAA, ca. 1992

Presentamos una fotografía de FOTOTECA UAA en la que aparece el Dr. Fernando Plascencia Martínez, Profesor e Investigador del Departamento de Sociología y Antropología del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, tomada afuera de los salones de clase a principios de los años noventa, en el periodo del rector, Ing. Gonzalo González Hernández (1990-1995). 

Le pedimos al Dr. Plascencia que nos escribiera algunas palabras acerca de su experiencia como maestro en la universidad, y nos compartió lo siguiente: 

“A propósito del día del maestro y una foto de cuando fui joven, me solicitaron la presente nota. No me siento con la solvencia como para reflexionar sobre el ser maestro en sí, pero puedo expresar lo que ha sido para mí ser maestro en la UAA.  

Desde que empecé a ser docente se hablaba de que el verdadero protagonista y centro del proceso de enseñanza-aprendizaje era el alumno. Quienes me conocen saben lo importante que mis alumnos han sido para mí, ellos mismos lo saben sin necesidad de decírselos. Durante más de 30 años, la UAA me ha capacitado y actualizado para ser un facilitador y lo he intentado porque eso es lo que he querido ser; un intermediario comedido, preparado y afectuoso entre sus capacidades personales y sus necesidades para competir decorosa y lealmente en un mundo profesional complejo.  

Ver a muchos de mis alumnos y sus generaciones como funcionarios y profesionistas exitosos, comprometidos con la solidaridad y la justicia social, reactivos contra toda forma de discriminación, me reconforta y consuela; quizás el buen maestro es aquel que tiene buenos alumnos.  

No puedo, ni quiero, evitar sentirme satisfecho y orgulloso por los méritos ajenos, méritos que bien podrían ser de quienes son buenos estudiantes -y mejores egresados- con, a pesar y hasta en contra del maestro. En todo caso, ser maestro me ha permitido acompañar y apoyar en la medida de mis capacidades, y mi pasión por la enseñanza, a quienes indudablemente ya me han superado o eran mejores que yo. Ambas cosas han dado sentido a mi vida entera, sin regateo alguno, pues tuve el privilegio de ver a mis alumnos superar a su maestro.” 

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