En memoria de la Dra. Margarita Zorrilla Fierro (1952-2022)

Presentamos tres fotografías de FOTOTECA UAA en las que vemos a la Dra. Margarita Zorrilla Fierro en varios momentos de su trayectoria profesional como profesora e investigadora del Departamento de Educación en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, de la cual se jubiló en 2021. Ella murió el 20 de enero de 2022, y para rendirle un pequeño homenaje como una gran especialista en Educación, como maestra, colega, mentora, amiga, esposa, madre, hermana y sobre todo una gran mujer, compartimos una carta del Dr. Salvador Camacho Sandoval, en la que le agradece lo que aprendió de ella y se despide con gran emoción.

Seguramente muchos nos unimos al mensaje del Dr. Camacho para la Dra. Margarita Zorrilla.

Aguascalientes, Ags., 9 de marzo de 2022

“Querida Márgara:

Disculpa que así te diga y no Margarita, pero con el tiempo me diste la oportunidad de ser un poco confianzudo. Te recuerdo y te recordaré, primero, como mi maestra en la primera generación de la Licenciatura en Ciencia y Técnica de la Educación, ya desaparecida. Llegaste junto con Bonifacio muy joven de Monterrey, pero muy decidida a trabajar y a poner a trabajar a tus estudiantes. Recuerdo que nos decías, palabras más palabras menos: “Estudien, sean inquietos”. Y a veces provocadora, entre broma y seria: “Parece que les corre atole por las venas”. En ese sentido, nos trasmitías una forma de pensar y de ser distintos. Tu trabajo permanente y comprometido ya era una enseñanza, además de tus enseñanzas en temas diversos de la investigación educativa. Hablabas claro y directo. Yo te recuerdo como una maestra que, a pesar de mis limitaciones, sabías darme otra oportunidad. Y me exigías: “Tú no te preocupes, ¡ocúpate!”, me dijiste una vez.

Con el tiempo, llegué a valorarte mucho, no únicamente por la trayectoria que ibas teniendo, desde luego admirable, sino también por la influencia que tuviste en mí, directa e indirectamente, desde que eras mi maestra y luego mi compañera en el Departamento de Educación. Te recordaré agradecido como una maestra ejemplar, porque realmente te preocupabas por tus estudiantes; ibas más allá de la esfera escolar y procurabas acercarte y comprender lo que a tus alumnos les pasaba cuando tenían alguna falla académica o personal. Fuiste, en el mejor sentido del término, una educadora.

Fui muy afortunado en conocerte, recordaré siempre tu sonrisa y tu voz firme, tu personalidad tan especial, tan diferente a la de muchos maestros. Te recodaré junto a tu esposo, Bonifacio, otro maestro excelente. Recordaré tu manera directa de decir lo que pensabas, de cuestionar y, sobre todo, de proponer. No fuiste de las que se quedaba en la crítica, pues tu vida académica y personal fue de esfuerzo, trabajo y resultados. Desde luego, que te recordaré como una persona que influyó en mi formación y en mi trabajo profesional.

Vienen a mi memoria experiencias de cuando trabajaste en el Instituto de Educación de Aguascalientes (IEA) y yo en la Oficina de Asesores del Gobernador. Tú fuiste muy importante en los cambios que se hicieron en Aguascalientes con la descentralización del sistema educativo mexicano en 1992, siendo gobernador el Lic. Otto Granados Roldán. Fuiste parte responsable de que, en nuestro estado, se trabajara de manera distinta, pensando en los desafíos propios de la educación de los aguascalentenses, para lo cual, con el apoyo del gobernador y del entonces titular del IEA, rompiste inercias e hiciste propuestas innovadoras, que luego fueron ejemplo en otras entidades.

Recuerdo una anécdota que ilustra bien tu trabajo y las dificultades que tuviste. Cuando propusiste e impulsaste cambios en el sistema de supervisión escolar en educación básica, los viejos maestros, con sus conocimientos y sus inercias, te auguraron fracaso rotundo y te cuestionaron por ser universitaria e idealista, y también a tus colaboradoras, por ser mujeres jóvenes que no venían del mundo normalista y, según ellos, porque desconocían cómo se hacían las cosas en las escuelas de Aguascalientes. Al final del sexenio, cuando ustedes terminaron su trabajo, uno de aquellos maestros se acercó contigo y les reconoció todo lo positivos que habían hecho. Aquellos cambios realizados con los supervisores fueron sólo una de varias acciones que tú realizaste en el Instituto.

Contra todas las inercias y dudas de que nada se podía hacer, porque el sistema educativo del estado estaba viciado y era complicado cambiar, tú propiciaste no sólo los cambios en la estructura y dinámica institucional, sino en la cultura y el pensamiento de muchos que siempre decían: “no, eso no se puede”. En toda tu trayectoria como profesional de la educación supiste transmitir optimismo y con él propiciabas mejoras. Por donde pasabas, siempre había esa actitud proactiva.

A nivel nacional, querida Márgara, perteneciste a un grupo de expertos al que se le consultaba en materia de política educativa, no sólo para México sino también para otros países de Iberoamérica. Fuiste presidenta del Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE), la organización más importante en este país en el tema y luego fungiste como autoridad en el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE).

No me sorprendió saber, con tu partida, que mucha gente en varias partes del país expresara públicamente sus condolencias, te recordara como una profesional de la educación y también como una gran persona.

Bonifacio y tú fueron muy importantes en las carreras de educación en la Universidad. En 1978 fueron pilares en la Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Educación. Después formaron parte del grupo que creó la Maestría en Investigación Educativa. Mientras estuviste en la UAA trabajaste como una académica de primer nivel, con vínculos dentro y fuera del país. Eso, desde luego, repercutió positivamente en tu alrededor, es decir en el trabajo del Departamento de Educación y de toda la institución. En otros estados se hablaba de los buenos investigadores educativos de esta universidad, gracias a gente como tú.

A una pregunta concreta que me hicieron hace días sobre tu legado, yo les dije que tu “legado” era un bien inmaterial, que se trasmitió a varias generaciones de estudiantes. Tú sembraste y dejaste en la UAA una manera de trabajar muy profesional, comprometida con el rigor que debemos tener los investigadores educativos, pero también con un vínculo estrecho con la mejora de la educación, sobre todo con la educación de las y los niños más desfavorecidos del estado, del país.

Por tu conocimiento y vínculos con el gobierno federal, con el INEE y con instituciones académicas de otros estados y del extranjero, te fuiste involucrando cada vez más con la realidad educativa de México, y veías que la UAA tenía un compromiso social que cumplir, tal como lo señalaba su propio ideario institucional. Fuiste crítica de tu institución y hacías bien. Por esto, tu legado se suma al de varios profesores y profesoras de la UAA y de otras universidades que han dejado huella por su profesionalismo y su calidad humana.

Pero esta trayectoria profesional, por muy sobresaliente que haya sido, no tiene luz si no es por tus cualidades personales, de una mujer amorosa con Bonifacio, tus hijos y tus estudiantes. Privilegiado yo de haber sido uno de tus alumnos y, aunque luego fuimos colegas, siempre te vi y te veré como “mi maestra querida”, tal como te lo hacía saber entre broma y muy en serio.

Un beso y un abrazo grande con mucho cariño e infinito agradecimiento.

Chava Camacho”

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