Estudiantes de Medicina en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, ca. 2006

Presentamos una fotografía de FOTOTECA UAA en la que vemos estudiantes de distintos semestres de la carrera de Medicina en la Universidad Autónoma de Aguascalientes en 2006, entre los que se encuentran el doctor Federico García García, la doctora Fabiola Alejandra Martínez Castillo, el doctor Adrián de León Jasso, el doctor Luis Rodrigo Reynoso Rivera-Río, el doctor Raúl Pedroza Macías, el doctor Humberto Valdés Romo, el doctor Jonathan Enrique Ávalos Sígala, la doctora Anabel Salazar Reyes, el doctor Juan José Briano de Luna y la doctora Lorena Romero Díaz de León, entre otros. En el periodo del rector, M. en C. Rafael Urzúa Macías (2005-2010).

Pedimos al Dr. Luis Rodrigo Reynoso Rivera-Río que nos contara sus memorias de su experiencia como estudiante de Medicina en la UAA, y nos compartió lo siguiente:

“Estudiar Medicina en la UAA.

Yo traía el antecedente de formación primaria, secundaria y preparatoria en educación privada, por lo cual ingresar a la UAA fue darme cuenta de un sistema distinto de educación, libertad para aprender e interés por el conocimiento. Saber que teníamos los mejores, más talentoso y prestigiados maestros comprometidos con la enseñanza, sin en realidad buscar remuneración económica. Sabía de algunos que, en años, jamás habían siquiera recogido su cheque de nómina. (Si, todavía era con cheques de nómina… ¡vayan calculando la edad que tengo!)

El anfiteatro era uno de mis lugares favoritos y a la vez de los más temidos, siempre había sido un alumno destacado y con poco esfuerzo obtenía las mejores notas, todo cambió cuando llegué a Medicina. Obtuve mi primer 5 de calificación y casi lloro. LITERAL. Comenzaba a darme cuenta que si realmente quería estudiar medicina había que poner un mucho más de empeño. Así que poco a poco fuimos apretando el paso.

Recuerdo perfectamente que salíamos de la clase de Neuro Anatomía del Dr Jaramillo, quien dibujaba ambidiestramente al unísono de los gises de colores y nos hacía ver nuestra ignorancia de una manera muy peculiar. Le teníamos miedo, pero también un mucho de respeto y admiración. Y lo más contrastante que siempre nos preguntábamos ¿QUIÉN diablos colocó a los estudiantes de turismo en el edificio contiguo a Medicina? Los veíamos TAN relajados, jugando con sus pelotitas tejidas hippies (hoy llamados hacky sacks), acostados en el pasto. Relajaaaados. Y nos daba TANTA envidia.

De las materias que más alimentaron mi Trastorno Obsesivo Compulsivo fue Microbiología y su peculiar laboratorio. Teníamos que hacer chocomilk con nuestras propias heces y descubrir todo lo que es invisible a los ojos, a no ser que lo pongas bajo el microscopio. “¡Si la E. coli brillara, el planeta estaría perfectamente iluminado!” Palabras más o menos de nuestro gran mentor…Míster Miyagi. Uffff cada recuerdo. Ya hasta me transporté a Veracruz a un congreso de Microbiología al que nos le unimos casi 50 de nosotros ¡y nos la pasamos BOMBA!, pero ESA es otra historia.

Se decía que hasta no pasar a 5to semestre podías considerarte OFICIALMENTE dentro de Medicina. Y la verdad es que vimos a muchos entrar, otros tantos salir y otros pocos recursar materias, las generaciones tenían un poco de todo.

El campo clínico es algo que amábamos pues desde 1er semestre nos enviaban al hospital para aprender a tomar signos vitales e inyectar medicamentos, más de un par de veces entre clases nos encontrábamos comiendo pizza y practicando sacándonos muestras de sangre en el estacionamiento.

Las pintas en las clases aburridas como Bioestadística las realizábamos en el Bar de Sanborns…atascarnos de micheladas con muuuucho petróleo y un montón de botanitas…acabo de salivar.

Los días de campo de Saneamiento ambiental eran un DISFRUTE…siempre terminaban por ser pretexto perfecto para reunirnos en la casa de los foráneos y reforzar algo más que la amistad. Una locura.

¡Aprendimos a operar en perros! Hoy…seguramente prohibido. Teníamos que ir a escoger al paciente a la perrera municipal, más de alguno se encariñó, adoptó y le fue imposible llevarlo al quirófano. Así que teníamos que ir de nuevo. Y el reto radicaba en poder calcular las dosis adecuadas para anestesiarlo, operarlo, sacarle el bazo, cerrarlo y que permaneciera vivo hasta el final del evento quirúrgico. Una vez confirmado por el profesor, poníamos entonces una dosis elevada y los enviábamos a otro plano dimensional.

Rehabilitación, Psiquiatría e Historia de la Medicina fueron un espacio abierto a la creatividad, varios expusimos nuestros talentos histriónicos y trastornos de una manera tan peculiar que estoy seguro quedaron en la memoria de cada uno de nuestros compañeros y maestros.

Tuve la oportunidad de realizar el primer Intercambio de Movilidad Estudiantil, algo que consideraban IMPOSIBLE por las grandes diferencias entre los planes de estudio de todas las universidades del país, pero luego de rascarle, rascarle y platicar con los directivos se pudo instaurar y a la fecha sé que sigue vigente y multiplicado. Y con ello, ¡la oportunidad de confirmar que la UAA es una gran institución! Sin ningún conflicto de interés y con toda la transparencia.  En fin…la UAA para mi está llena de gratos momentos, un montón de información y conocimiento. Maestros que lo siguen siendo sin ellos darse cuenta y otro tantos que ya pasaron a lo que nadie conoce, pero todos llaman “mejor vida” y dejaron un gran legado entre nosotros.

Con todo el cariño y eterna gratitud. ¡Fuerza gallos!  @doctorreynoso”

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