“Recorrer esta universidad por 10, 20 o 30 años es sin duda un privilegio, ser parte de la historia de la máxima casa de estudios de Aguascalientes y participar en el día a día de sus estudiantes, de los profesores y de todo el personal de apoyo te da esa sensación de pertenencia, de ser parte importante de la transformación de los seres humanos que serán a la postre, motores que impulsarán el desarrollo social, comercial, económico e industrial de nuestro bello Aguascalientes y porque no decirlo, del país entero.
La Benemérita Universidad Autónoma de Aguascalientes ha sido mi casa desde hace más de tres décadas y le tengo un profundo y sincero agradecimiento, por todo lo que en ella he encontrado, todo lo que me ha enseñado y la oportunidad cotidiana de ser mejor ser humano, con el compromiso de legar a las generaciones venideras el sentido de responsabilidad que implica ser parte de esta comunidad educativa, la oportunidad de colaborar en la construcción de hombre y mujeres responsables, íntegros y comprometidos consigo mismos y el entorno cercano o remoto y que sean luz que guie a los otros”.